El fantasma de Bradley
Sin embargo, el día de los comicios sorprendió a todos los californianos. Inexplicablemente, al menos desde la ingeniería electoral, el candidato negro sucumbió ante los votos obtenidos por parte de su contrincante. Lo que sucedió fue claro. Los encuestados no reconocían ante los sondeos su voto porque tenían temor a ser considerados “racistas”.
El martes, millones de estadounidenses votarán en un cuarto oscuro, amparados de la mirada de los otros –pero jamás de la propia-. La historia dirá si el fenómeno Obama logrará trascender o se convertirá en un nuevo ejemplo de la hipocresía racial de los ciudadanos del norte.
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