viernes, 17 de octubre de 2008

Entrevista a Titi Albarracín




“La música es prácticamente el motivo de mi obra”

El dibujante de las tapas de los cancioneros más conocidos del rock, habla de su incursión en los medios gráficos y cuenta cómo hizo para vivir de lo que le gusta.

¿Quién no cayó, al menos una vez, en la tentación de sacar un tema de sus ídolos acompañado de los cancioneros que se venden en las rockerías? Y, acto siguiente, se sintió en la piel del personaje de Diego Capusotto, Juan Carlos Pelotudo, exclamando: “Es impossssibleeee”. Sea para “Ganar minitas” – como dice Juan Carlos cada vez que lo logra- o con otro fin, los cancioneros ilustrados con las caricaturas de músicos nacionales e internacionales se han metido en el imaginario popular. Quizás por eso, sean más conocidos como “los cancioneros que tienen una caricatura en la tapa”. Pero lo que pocos saben es quién es el autor de esos personajes.

“Titi Albarracín”, dice la firma que acompaña cada uno de los dibujos. Alberto Darío es su verdadero nombre. Este hombre de 43 años, que llegó a los dos a Buenos Aires desde su Chaco natal para instalarse en el oeste bonaerense, más precisamente Morón, tiene hecho un largo recorrido. Hace más de dos décadas que se dedica a dibujar, actividad que disfruta mucho y la cual le da de comer. Así da clases de dibujo, hace trabajos a pedido o hace Show de caricaturas para eventos sociales.

-¿Cómo te acercas al dibujo?

Siempre me pregunto cómo responder esa pregunta… Yo siempre digo que es algo natural: Dibujar, dibujé siempre. Hoy miro a mis hijas y veo que es una cuestión natural, es agarrar un lápiz y hacer un monigote. Yo empecé haciendo eso, después fijándome en otros monigotes y copiándolos de los diarios y revistas. Recuerdo que cuando tenía ocho años me pidieron para la escuela un trabajo de La Patagonia. Justo yo había recortado una caricatura de Roca hecha por Hermenegildo Sabbat. Yo, hasta ese entonces, a Roca lo tenía del Manual del alumno bonaerense, que tenía retratos super lindos. Sabbat lo había dibujado ojón, todo destruido. Yo lo vi y dije: “Zaz, acá lo hago”. Lo agarré y lo copié más o menos parecido pero lo hice arriba de un caballo, como si fuese un héroe. A partir de eso, empezaron a decir: “Mirá Titi hace caricaturas”.

-¿En que momento comenzas a relacionarte con la caricatura?

Fue en el festival Buenos Aires Rock (BA Rock), yo tenía 14 años. Dentro del festival estaba la Panamericana de Arte. Vos pasabas y con tu entrada te daban una hoja y un lápiz, la idea era dibujar. Yo fui y dibujé. Me acuerdo que pasé como diez veces porque dibujaba a todos los músicos que estaban ahí. Y así me gané una media beca. Eso para mi fue como “El gran premio”.

Titi tiene muchos referentes. “El primero es, sin dudas, Hermenegildo Sabbat. Después admiro a Carlos Nine, Andrés Cacsioli, Izquierdo Brown, entre otros. Acá hay muy buenos dibujantes”, explica. Pero su gran referente es –según sus propias palabras- su tio Richard, quien empapelaba su cuarto con posters de Los Beatles, leía Skorpio y revistas de historietas. Fue él quién lo acercó al rock. Así, Albarracín que hasta los diez años sólo escuchaba chamamé y folcklore, hizo un quiebre en el momento en que comenzó a escuchar rock and roll, de la mano de los discos de su tío.

Sus obras más reconocidas fueron publicadas en las tapas de las revistas Canta Rock y Para Tocar. Su comienzo en la revista Canta Rock, esta marcado por un hecho trágico. A los 17, luego de copiar el número de teléfono del autor de las tapas de la revista de rock, Titi comenzó a tomar clases con él. Un día, lo llama a la casa y le informan que éste había muerto a causa de un derrame cerebral. Instantáneamente, se dirigió a la redacción para saber más acerca de la muerte de su profesor que apenas tenía 24 años. Cuando llegó a Canta Rock le dijeron que haga un par de tapas, que "tenía posibilidad de que aparecieran impresas". Así empezó en la revista, donde trabajó cinco años, hasta que terminó de publicarse. Más tarde, vendría Para Tocar de la firma Ricordi. No es casualidad que el rock sea un espacio recurrente en su trabajo. “Se podría decir que la música es prácticamente el motivo de mi obra, dibujo casi prácticamente músicos. Pero me gusta dibujar de todo. El dibujo es sumamente amplio”, revela Albarracín con una sonrisa que delata el entusiasmo con que lo hace.

- Me imagino, entonces, que debes tener anécdotas con gente del rock.

Si, tengo varias. En este momento me acuerdo de una que fue la más directa y concreta. Había ido a dibujar a un pub, me habían contratado para dibujar veinte, treinta tipos. Resulta que en ese bar estaba Andrés Ciro Martínez, el lider de Los Piojos. Lo dibujo y me dice “ ¿Vos sos el de la revista Para Tocar?” y lo miro y le respondo con otra pregunta “¿Vos sos el cantante de Los Piojos?” Pegamos buena onda y terminó invitándome a un show de la banda.

-¿Cuándo tomaste conciencia de que la Caricatura podía ser un modo de vida?

Tome conciencia cuando en la costa vi a un tipo muy pintoresco haciendo retratos y dije para mí: “Yo quiero ser como él”. Porque yo veía que el tipo tenía un atril, sus dibujos y encima se hacía el chistoso. Era un retratista muy conocido en su momento, se llamaba Paco Pepe. Después de observarlo un largo rato, me acerqué y le hice una caricatura. No sabía la reacción que podía tener. Por suerte, fue muy buena. Me presentó a todas las personas que estaban ahí y me dijo “Te tenés que poner a dibujar al lado mío”. Yo no lo podía creer, sentía una sensación muy rara. Por un lado, me decía “¿Qué estoy haciendo acá? Y por el otro, “Yo tengo que estar acá, si yo siempre desee esto”. A la vez, cuando hacía un dibujo sentía realmente un desafío: “Este tipo se va a parecer o no se va a parecer”, me preguntaba.

Desde su estudio ubicado en frente de la estación de Morón, Titi se parece al personaje que admiró en la costa. Tiene su atril, sus dibujos –cientos y cientos pegados en las paredes, que van desde Los Beatles, pasando por Andrés Calamaro, Ernesto Sábato hasta Araceli González- y es chistoso. Con su lápiz “siempre listo” como un boy scout y la música de fondo, el dibujante cuenta, para terminar la entretenida charla, una idea que da vueltas siempre en su cabeza: “Más que un proyecto es como un sueño. Me encantaría poder llevar a cabo un libro con mis dibujos y anécdotas de las personas a las cuales dibujé”.

Este es Titi Albarracín, el hombre detrás de las caricaturas. Indudablemente, tiene una vida colmada de anécdotas. Estas son algunas de ellas.

Para tomar clases con Titi Albarracín: 4627-5396/Cel: 15-5996-7360
Por Gabriela Sánchez

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