sábado, 25 de octubre de 2008

Debate universitario: el control pasa hoy por el presupuesto

El VIII Congreso Nacional Internacional sobre Democracia, que organizó la Universidad Nacional de Rosario, se caracterizó políticamente la educación superior de América Latina, sobre todo sus falencias. Presencias notorias y ausencias significativas.
La convocatoria sorprendió a los oradores del extraño otoño rosarigasino, diría el "Negro" Fontanarrosa. Un puñado de alumnos con diferente cuna universitaria, viajaron hasta la ciudad para debatir y discutir las propuestas de los integrantes de la mesa especial. Sin embargo, los propios colegas fueron los “grandes ausentes del encuentro”, resaltó una docente anfitriona que fue sólo oyente.
Cuando el mexicano Rafael Cordera Campos dijo que ya no hace falta que los soldados entren a las aulas para controlar el conocimiento, porque achicando su presupuesto es suficiente, quedó claro cuál es papel que los intelectuales de la época le asignan a la universidad en la remozada democracia del continente.
“El sistema educativo está regido por las reglas del mercado y las ganancias. Esto genera injusticia y desigualdad”, disparó Cordera Campos, Secretario General de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL). “Hay que socializar la producción del conocimiento y comprender a las universidades como un bien público, no lucrativas sino inclusivas. Hoy no es necesario invadirlas con policías y tanques, simplemente se les cierra la llave del presupuesto para invadirlas”, añadió.
Para él, la tecnología resultó ser otro de los factores a mejorar. Ejemplificó que los países subdesarrollados son importadores de tecnologías y no sus generadores. Así, hay que “concentrarse en la producción de conocimientos propios”.
En la otra punta de la mesa aguardaba su turno Pedro Krostch, Director de la revista Pensamiento Universitario, miembro de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) y referente obligado del sector. “Estoy muy preocupado por las universidades latinoamericanas, perdieron un lugar que tenían dos décadas atrás. Ahora estamos en una situación marginal y similar a África”, arrancó Krostch.
“Uno de los grandes problemas de la educación es la disyuntiva entre ofrecer una formación general o una formación especializada. Perder el elitismo y encontrar el balance con lo popular”, prosiguió para añadir que "los nuevos cambios exigen la necesidad de flexibilizar las estructuras rígidas de la universidad”.
A su turno, Hélgio Tridalde, representante de la Universidad Federal de Río Grande do Sul, señaló que "la integración latinoamericana es el nuevo nombre del compromiso social", para luego agregar: "Hay que recuperar lo que pasó con la reforma cordobesa y plasmarlo en nuevas universidades”, indicó en alusión al movimiento de 1918 en nuestro país, que se expandió a toda la región influenciando políticamente en el resto de las casas de estudio.
Después de dos horas y media de charla, el cierre correspondió a Adriana Chirelou, de la Universidad Nacional de Rosario: "Tenemos la necesidad -destacó- de generar condiciones académicas para que todos los estudiantes tengan su éxito personal. El apoyo a la diversidad no tiene que ser solamente económico, es necesario apoyar a estos grupos”.
El encuentro terminó con una lluvia de preguntas, respondida sin titubear. La posibilidad de repensar los desafíos en el área, pareció retornar a las fuentes cuando uno de los participantes recordó que para los libertarios del '18 "los dolores que nos quedan, son las libertades que nos faltan".

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