sábado, 25 de octubre de 2008

Entrevista a Mex Urtizberea



El músico que
HACE DE TODO

Mex Urtizberea, conduce el programa “Mañana Vemos” en canal 7, condujo programas de radio, actúa y como si todo esto fuera poco, escribe libros y columnas en el diario La Nación. ASI NO te muestra al humorista en su faceta de músico.


Ignacio Urtizberea –conocido por todos como Mex- siempre soñó con ser músico, pero no logró vivir pura y exclusivamente de eso porque “fueron apareciendo otras cosas”, dirá. Ese es el motivo por el cual se convirtió en un ser multifacético. Porque además de conducir todas las mañanas el magazine “Mañana Vemos” por el canal estatal, es actor, humorista, músico, escribe columnas en el diario La Nación y sacó dos libros: “Crónicas Masculinas” y “Malas Palabras”.

Este hombre de estatura media, que viste trajes de colores impensados y zapatillas de distintos colores – la izquierda beige y la derecha marrón- en cada pie, además de participar de los ya míticos programas humorísticos como “De la Cabeza” y “Cha Cha Cha”- junto a Alfredo Casero- tiene a su vez, una fuerte pasión por la música. Por esta razón, fiel a su estilo, ASI NO intentará bucear en este tema, su primer amor, aspecto no tan conocido de su vida.


Mex nació en 1960, más precisamente el 25 de Octubre y se crió en San Isidro, zona norte de Gran Buenos Aires. Apenas rondaba los dos años cuando en una de las fiestas que organizaban sus hermanas mayores en su casa, quedó atónito al ver al baterista en acción. Así podía pasarse horas, viendo y analizando cada uno de los movimientos que hacía éste. Parece que esta impresión que le causaba la independencia del baterista no se modificó en el tiempo. “Tocaba el bombo, el hi-hat y con las manos hacia otra cosa, una independencia de miembros increíble. Es el tipo que más trabaja en el grupo. Era el que más me fascinaba y el que hoy todavía me sigue fascinando. Ahí me decidí a ser músico”, cuenta quien a raíz de esto empezó a golpear latas y a hacer dibujos de baterías por todas partes.

Ya en el jardín, el pequeño Urtizberea llevaba un tocadiscos transportable a pilas con discos. “Era una gran novedad. Después salió el “Toca-toca”, era uno que se llevaba portátil. Se metía un disco simple en el “Toca-toca” y uno iba caminando y no se rayaba, ni saltaba”, explica entusiasmado las virtudes de este increíble artefacto.

Durante su adolescencia conformó bandas barriales y sus tiempos libres los dedicaba a tocar la batería encima de los discos de Almendra, de Los Gatos, de La Joven Guardia y de los Rolling Stones. Un día, un compañero de colegio lo invita a ver el grupo MIA (Músicos Independientes Asociados), que tocaba en el teatro “Odeón” (“Ya no existe, hay una playa de estacionamiento”, comenta) y quedó deslumbrado. “Era un grupo donde había quince músicos o más y además, había subgrupos. Era una especie de comunidad musical”, enfatiza. Entonces, no lo dudó un segundo y se fue a estudiar batería con Lito Vitale. Lito apenas tenía catorce. De él dirá: “Era increíble, Lito es una persona fuera de lo normal”.

EL MAESTRO. Ahí conocería a una persona que lo marcaría a lo largo de toda su vida: Rubens Marcos Vitale –Donvi-, el padre de Lito. “Fue mi maestro, me enseñó a tocar el piano, me enseñó todo”, detalla y continúa: “Todo lo que mismo hoy en día hago tiene relación con Donvi. Mi forma de vida, en lo artístico, en encarar las cosas desde un lugar lúdico, tiene que ver con él. Con la enseñanza, con todo lo que él me dio, me aportó. Es mi gran maestro”, revela el actor. Así es que con sólo diecinueve años, Mex cumple su sueño tocar con MIA, la banda que admiraba. Fue en una gira en la cual Donvi le ofreció ir como plomo. Después, Lito le dijo si quería estar en el coro y tocar el saxo –porque él tocaba el saxo tenor en ese entonces- para suplantar a Emilio Riboira, el saxofonista de MIA, quien no podía ir a la gira. Mex nunca había tocado en vivo, ese sería su debut.

- Después, diste clases de música.

Sí, enseñé música, piano, hacía talleres para chicos y para grandes, donde los hacía tocar a todos y hacer música. Eso también fue basado en las ideas pedagógicas del Donvi. Estuve catorce años dando clases, dejé de dar clases cuando empecé a hacer el programa que se llamaba “De la Cabeza”, con Casero. En el `92 fue eso y en el `93 ya dejé de dar clases y me dediqué a la tele.

- Pero antes, en 1985, decidís viajar a Europa porque sentías que había más espacio para la música que hacías -Free-jazz- y no la pasaste nada bien…

Lo que pasa es que veía que la música que yo hacía acá, era experimental, era muy rara. Era para unos pocos, señores con barba y pipa, que se ponían a escuchar con la cabeza (risas). Era rarísimo. Entonces yo veía que todo lo que me gustaba estaba editado o había un circuito artístico en Europa, fundamentalmente en Francia, Alemania. Entonces primero me fui a Alemania, con la idea de “romperla” allá (risas) y no pasó nada.

- ¿Entonces?

Después me fui a Francia. Me fui a París, toqué en algunas oportunidades con un percusionista Kike Sanzol, que era también parte del grupo MIA. Toqué algunas veces pero no lo suficiente para mantenerme económicamente, entonces empecé a hacer otro tipo de cosas. Estaba con mi hija, la madre de mi hija, año `85. Era difícil, era muy difícil. Entonces estuve un año y me volví.

- Dijiste que “tuviste que hacer otro tipo de cosas”, ¿que tipo de cosas?

Había un argentino que nos conseguía trabajo, uno de ellos era repartir afiches de turismo a hoteles y después hubo una campaña al político Le Pen, político de extrema derecha. Pegaba los afiches en la calle y venían, que se yo, árabes, marroquíes, de una serie de países que fueron colonias francesas -que vivían ahí y que eran odiados por el pueblo francés por los parisinos-. Y la idea que tenía Le Pen era justamente de exterminar a inmigrantes o gente de esas colonias. Entonces era insultado mientras pegaba los afiches en la calle por esta gente, sin saber que yo era también sudaca, una persona que también era odiado por la civilización francesa. Pero como yo no sabía hablar, no manejaba el idioma, no había forma de que le explique. Me agredían con una gran satisfacción, que les hacía bien. Me acuerdo que era “Le Pen” y le ponían “Le Pen-is”: El pene. Y se burlaban y me miraban a la cara y yo me aguantaba, es muy difícil hacerse entender.

- Volviendo a la música, por esa época tocaste en un Piano Bar, ¿cómo fue esa experiencia?

Toqué una vez, en una oportunidad, en un Piano Bar. Una situación humillante, fue terrible. Yo no sé tocar temas populares o saberlos de memoria, más que nada improviso. Y a la gente no le gustaba porque no tocaba los temas populares, no los sabía. Me acuerdo, que esa noche, empezaron a hacer un trencito, bailaban mientras yo tocaba el piano. Y como estaban a disgusto, y yo seguía sin hablar el idioma, iban pasando y me iban pegando en la cabeza, así (hace el gesto del golpe sobre la cabeza y actúa mientras relata) uno a uno. Una sensación humillante. Entonces vino un japonés, albino, ciego. Las tres cosas era, tenía para que lo discriminen a rolete, ¡pobre! (risas). Yo estaba sentado en el taburete y me corrió de un “culazo” y empezó a tocar otros temas, “Cielito Lindo”, temas populares, que es lo que había que hacer, que yo no sabía. Y la gente empezó a aplaudir y aplaudían al albino japonés. Entonces, me manda a llamar la dueña, que estaba atrás de la barra y me dijo: “La gente no ama su música”. Me acuerdo que me fui, llegué a las cinco de la mañana y empecé a llorar como loco porque fue todo una humillación. Y además era como el sueño de ir allá, que esperaba ir a Francia y no se estaba dando así, como uno soñaba. Me dolió muchísimo, uno estaba en el medio de la nada y después iba saliendo. Así todas anécdotas tremendas, tristisimas que le han pasado a todo argentino que se ha ido a probar suerte a otro país.

LOS DISCOS. Una vez en Argentina, Mex conformará un grupo con El Nono Belvis, Marcelo Guillespie y Beto Satragni, entre otros, al cual bautizarán como “La Sonora del Plata” y con el cual sacarán dos discos: uno homónimo, en 1988 y el segundo titulado “Matina”, en 1990. “Era fundamentalmente candombe, músicas medio latinas, africana. Era instrumental, utilizaba la voz para hacer melodías o cantar en un idioma inexistente. Sonaba lindo, estaba bueno”, explica hoy, a veinte años.

- Luego de los programas “De la Cabeza” (1992) y “Cha Cha Cha”(1993), sacás, justamente, con Casero “Gestando a la Halibour”, ¿qué recuerdos tenés de este disco?

Con Alfredo hicimos un disco y también tocamos en vivo algunas veces. Lo escucho el día de hoy y está bárbaro. Fue grabado en dos días, en dos sesiones. Donde pasaron un montón de músicos buenísimos. Han quedado temas afuera, ojala algún día se editen las cosas que quedaron afuera. (Aquí un tema del disco titulado "Endrogada en Adrogué")

Luego de varios años abocado a los medios –cabe señalar que en este tiempo hizo “El Magazine For Fai”, “For Fai Presidente”, “Medios Locos”, actúo en “Valentín” (2002) y en “Un mundo menos peor” (2004), ambas del director Alejandro Agresti, y comenzó a escribir en la sección opinión de la Revista y luego en el diario La Nación, a partir de 2003- edita su primer disco solista. “Que la bese”, es su nombre. Se trata de la primera fotonovela audible, Que, ¿qué es eso? Que se haga cargo y que lo explique su creador: “Fueron todas historias de amor, cantado por un antihéroe al que todo le fue mal. A mi me hace gracia jugar con eso. Me divierte mucho el personaje de “Pánfilo”. En vivo lo teatralizaba a ese personaje en el show que dirigía Andrés Ciro Martínez, cantante de Los Piojos. Ahora estamos preparando con Ciro algo nuevo.

- La mayoría de los músicos que tocan en “Mañana Vemos” fueron parte de la banda…

Sí, a ellos los conocí en la calle, estaban tocando en el Pasaje San Lorenzo. Yo vivía ahí, en San Telmo. Me encantó. Aunque no me podía dormir la siesta, escuchaba por la ventana que seguían tocando, “Unos pesados” (risas). Y fui a verlos. No con la intención de que callen (risas, otra vez) sino de verlos porque me gustaba como tocaban. Ahí me contacté, les pedí el teléfono y después lo perdí. Un tiempo después, me lo encontré a Renzo Baltuzzi –guitarrista- y con el chiquito Fontanarrosa –Franco, hijo del dibujante Roberto Fontanarrosa, bajista de la banda- en un teatro. Y entonces ahí, por esas cosas del destino, volví a contactarlos. Los llamé y empezamos a ensayar para hacer el disco. Estuvimos un año, bastante tiempo y después apareció en 2004 La Kerméx, el programa donde yo también tocaba y después acá (Mañana Vemos, de 10 a 13 por Canal 7), así que hace, como fácil, cinco años que tocamos juntos.

ASI NO te muestra de esta manera, el lado menos explorado de la vida de Mex Urtizberea. El hombre que asume distintas apuestas, porque no hay que pasar por alto que también paso por la radio en “Animados” y “Lo que el aire se llevó”, con su padre Raúl, abogado y periodista, por Mitre y “Tarde Piaste” por Radio Nacional, y sigue acumulando horas de vuelo en el medio. Cuál será su fórmula, quizás un toque de ironía, humor, inocencia, picardía e irreverencia. Eso, quizás eso. Por esto, para los periodistas –que siempre caemos en este error- nos resulta bastante ardua y difícil la tarea de buscar una palabra que defina la vocación de personajes como Mex. Entonces, como no se me ocurre nada mejor dejo que él mismo se encargue de resolver este dilema.

“La gente tiene bastante preocupación sobre eso, buscan encasillarte. ¿Sos músico, sos actor, sos humorista, qué sos?”, revela así las preguntas que lo incomodan pero que no llegan a conflictuarlo. “Creo que siempre está el humor presente, en la música, en todo lo que hago. Pero está desde el juego. Es un lenguaje más que nada el que utilizo. Y tengo la suerte de poder plasmarlo en la música o en distintas cosas”. Acto seguido, aclara sugiriendo un poco de modestia: “Todo lo hago más o menos. Medio inventado”. Y tiene razón, el humor es algo que emana en todo momento, no hay un segundo que no gesticule o busque la sonrisa en el otro.

“Cuando mismo me voy del país que hay que anotar la tarjeta de embarque, pongo generalmente Músico-actor. Pero con dudas. Dudas, que me han llevado a problemas de ser revisado en la aduana para ver si me podían sacar esas dudas y nunca me encontraron nada”. Y cuando nadie se lo espera, larga: “Está bueno, digo, para un día ser mula o mulo de dudas, de ideas”, agrega con ese sello de humor absurdo que lo caracteriza. Ese fue Mex Urtizberea, la persona que tomó las palabras de su maestro Donvi, como aquella frase que le repetía “La vida es un juego, en el que se está de paso y hay que divertirse”, como bandera.


Por Gabriela Sánchez

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