martes, 11 de noviembre de 2008

El negocio de las pasantías: de oportunidad a abaratamiento de costos

Concientes de que la única posibilidad de ingresar al mundo laboral es mediante un contrato de pasantía –recomendación institucional mediante- o contactos influyentes en alguna redacción, los estudiantes de periodismo se entusiasman cuando reciben la tan esperada llamada. Felices de comenzar a escribir y ser leídos, pocos se detienen a pensar algunas condiciones necesarias para que esa pasantía cumpla con lo establecido por la Ley de Pasantías Educativas (Nº 25.165) y no se convierta en un abaratamiento de costos para la empresa contratante.
En el mundo del revés: cuando tener un título es causal de despido
Con sueldos precarios y hambre de trabajo, los pasantes se convierten en una instancia económica beneficiosa para los grandes medios. Sin indemnizaciones de por medio, las redacciones se actualizan cada pocos meses y reciben –con los brazos bien abiertos- a la nueva camada de pichones que, sin saberlo, serán también carne de cañón. “Hay un nuevo pasante que tiene hambre de oficio”, me comentó en un café quién fuera alguna vez mi editor y agregó: “Hay otro que no hace sociales porque entró en septiembre y sabe que se va en diciembre porque se recibe”.
La posibilidad de quedar efectivo en un medio es, para decirlo de un modo sutil, casi tan fácil como hacerle entender a doña Rosa que existe vida además del baile del caño. Con redacciones que se achican cada vez más y una increíble masa de estudiantes de periodismo dispuestos a trabajar por dos pesos con cincuenta, la visión empresarial es lógica. Si con menos de la mitad de un sueldo, un medio puede incorporar a dos personas que trabajan más horas con la posibilidad de rescindir el contrato a piaccere; la ecuación es beneficiosa.
Ahora bien, diferente es lo que pasa con la carne de cañón que, cada x cantidad de meses, ve tambalear su fuente económica y de aprendizaje. “Dejé hace una semana porque sabía que quedaba sólo una renovación de contrato. Antes de que me den una patada en el culo ellos prefiero irme con dignidad”, explicó a ASI NO un ex pasante del “gran diario argentino”. “Estoy mal, ahora es seguro que me dan el raje. El otro día me enteré que ya estaban buscando un nuevo pasante porque yo me recibo en diciembre”, confesó otro estudiante que todavía trabaja en el medio –motivo por el cual no indicaremos cuál es-. “Me quedan dos meses de laburo, después pasaré a ser un desempleado o… lo que es peor, un jamás empleado porque lo que yo hice no es considerado trabajo”, admitió otro pasante que se encuentra en las mismas condiciones.
Algunos medios son claros. El futuro está coartado por una serie de normativas –que siempre bajan desde arriba- en las que se le indica al pasante que básicamente no tiene futuro. A cambio, ofrecen engrosar el incipiente currículum con una hermosa línea que dica “pasante en…”. Sin embargo, no todos los medios son tan dadivosos a la hora de esclarecer el futuro de quién llega a cubrir el rol de más de un empleado. Algunos prometen, otros simplemente callan. Y en el medio, pasan los pasantes.
Vos pichi, laburá y agradecé
“Yo hice el laburo de cronista, editor, fotógrafo y redactor. ¿Me pagaron acorde al trabajo que les di? Definitivamente no”, sentenció en una mesa de café otro pasante del clarinete. Según establece el artículo 15 de la condenatoria ley, los pasantes deben recibir un sueldo basado en las responsabilidades que pesan sobre sus espaldas. “Los pasantes recibirán durante el transcurso de su prestación una retribución en calidad de estímulo para viajes, gastos escolares y erogaciones derivadas del ejercicio la misma. Su monto será fijado por las empresas u organismos solicitantes en acuerdo con las instituciones educativas, según la responsabilidad, grado de especialización, dificultad y tiempo dedicación que implique la actividad para la cual se los designe”, explicita la ley.
Fiel a las leyes pautadas para beneficiar a los “desposeídos”, el artículo no especifica el monto mínimo que deberán recibir los pseudos periodistas. Según las cifras obtenidas por ASI NO los medios pagan un promedio de quinientos pesos mensuales a cambio de que los estudiantes del oficio, pero profesionales a la hora de exigirles cosas, se olviden de algunos detallecitos establecidos por la norma. “No sabía que no podía trabajar más de cuatro horas”, confesó uno de los pasantes consultados por quien les escribe. Esa misma sorpresa me llevé yo cuando comencé esta investigación. Según parece, durante nueve meses trabajé dos horas diarias más de lo que me correspondía. Esto quiere decir que le regalé 360 horas, algo así como 15 días, a mi ex cuestionado empleador… el nueve por ciento de mi trabajo no fue remunerado.
¿Realmente sirve una pasantía?
Si las condiciones de trabajo fueran las designadas por la ley, no existe replanteo alguno: las pasantías son un excelente complemento profesional. A nivel personal, mi experiencia en pasantías –dejando de lado las cuestiones administrativas anteriormente enumeradas- fue excelente. Tuve la suerte de compartir redacción con colegas admirables y de tener como editores ejemplos de maestros. Pero no todos corrieron con la misma suerte. Las historias de editores que firmaban notas realizadas en su totalidad por pasantes, malos tratos y exigencias que superaban la responsabilidad que debería tener un pasante; son tan sólo algunos de los ejemplos. “¿A vos te parece que acepte esto?”, me preguntó una de las fuentes consultadas para la investigación y agregó: “Tengo miedo de que me rajen a la mierda sino lo acepto, pero no corresponde que por quinientos pesos yo me haga cargo de semejante responsabilidad”.
Hoy, las redacciones no tienen las puertas abiertas. Hoy, no tenemos posibilidad de formarnos ahí adentro. Hoy, es imposible hacer carrera. Mientras que las pasantías sean tomadas como un abaratamiento de costos, los pasantes seguirán siendo reclutados de los semilleros y despedidos cuando reciben el bendito título. Estaría bueno que las cosas cambiaran y que la ley se cumpla. Mientras tanto, recibirse de periodista es la peor condena para un incipiente profesional.
Por Manuela Fernández Mendy

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo. Resulta una divina ironía que después de romperse una el alma para conseguir el título (ok, quizás no tanto, pero sí después de un gran esfuerzo y constancia), lo único que se consigue al final es una orgullosa, importante y certera patada en el tujes, sea desde la redacción que sea.
¡Yo digo que Así no! Salu2!

Asi No dijo...

Vamos polla!

humille

Anónimo dijo...

entre porque leí la dirección en la cartelera del archivo. no puedo estar más de acuerdo con las palabras que publicaron. pasé por una pasantía de un año y ahora que se viene mi "diploma" me rajan al carajo. no les sirvo más.

Anónimo dijo...

mi pasantia en cronica fue desastrosa

Anónimo dijo...

critica = pasantias = cualquier cosa

Anónimo dijo...

" (...) recibirse de periodista es la peor condena para un incipiente profesional".

es lamentable pero es la verdad. gracias por haber recauchutado las voces de los que nos quejamos por lo bajo.

Asi No dijo...

La posibilidad de hablar está abierta, sólo es necesario hacerlo.

deperfilno@hotmail.com

Saludos y gracias por pasarse,

La redacción de Así.. no

Anónimo dijo...

todo muy lindo pero segun tengo entendido casi todas de las minitas que escriben en este blog tuvieron una pasantia y la aceptaron asi que esto me suena mas a despotrique porque las van a rajar mas que a compromiso con los que menos tienen. en especial porque el sistema de designacion de pasantias es poco riguroso y sobre eso no se hace mención en la nota

NO VENDAN HUMO DELEGADAS DE TEA

Asi No dijo...

Anónimo, no entiendo por qué el hecho de que casi la totalidad de quienes escribimos en este blog hayamos trabajado como pasantes es considerado como una restricción para expresar lo que a nivel personal creo que son las pasantías.

Con respecto a lo de los contratos estaría bueno aclararte que yo no trabajo más como pasante. Así que no hay intereses privados en la nota. Si los hubiera, creo que estaría en mi derecho de expresarme, ¿no te parece?

Comparto la visión que tenés sobre el criterio de selección de pasantes y es algo que expresé abiertamente en el mismo momento en el que yo recibí la "llamada". Pero me pareció que hacía alusión a una sóla casa de estudios y la nota apunta al sistema de pasantías en general.

¿Delegadas de TEA? Ojalá, a ver si así cobramos al menos unos pesos.

Saludos,
la autora de la nota

Anónimo dijo...

la nota critica todo el tiempo al sistema de pasantias creo que eso a tea no le conviene

deja de hablar al pedooo

Anónimo dijo...

la nota critica todo el tiempo al sistema de pasantias creo que eso a tea no le conviene

deja de hablar al pedooo

Anónimo dijo...

jaja delegadas de teaaaa no sera mucho che?

Hernán dijo...

Buena nota, compañerita. Y si ella es delegada de TEA, yo soy albino, enano y flaco.

Por suerte, a algunos el clarinete no nos explota tanto, pero eso se debe no a políticas empresariales, sino a una cierta buena onda por parte de mis editores. Igualmente, hay diez mil cosas para criticar... y me quedo corto con dicho número. Un abrazo a las cuatro.