sábado, 15 de noviembre de 2008

Al final, la cara de oreo también venía por el lado de Máxima



Pocas personas conocían a Máxima Zorreguieta fuera del exclusivo círculo que frecuentaba y muchos menos argentinos conocían a quien después fue su marido: el príncipe Guilllermo de Holanda. Sin embargo, en el 2002 la noticia de que una “plebeya argentina” había conquistado el corazón de un príncipe europeo, hizo suspirar a más de una veterana paqueta.
Si bien el cuento de hadas se estaba cumpliendo a la perfección, algunos detalles llamativos lo convertían en un inevitable chiste de sobre mesa. El príncipe no era el clásico estereotipo con el que Disney creó su marca registrada. El cuerpo corpulento, los rasgos nórdicos exaltados a la perfección y uno mirada de galán no coincidían con la figura de Guillermo.
Las bromas no se hicieron esperar. Algunos avispados comenzaron a comparar la cara del heredero al trono holandés con una galletita, y el sobrenombre “príncipe galleta” logró superar a cualquier título de la nobleza. Por su parte, Máxima tampoco era un calco de las princesas de los cuentos.
Pero fuera de las triviales cuestiones estéticas, los holandeses pusieron el grito en el cielo cuando conocieron el pasado de esta chica paqueta, gran habitué de las grandes metropolis mundiales. El fantasma de la dictadura militar argentina la participación directa del padre de Máxima en el gobierno de facto, fueron algunas de las complicaciones que la pareja tuvo que soportar para poder consumar su “amor”.
Con el nacimiento de la primera hija de la pareja, Catharina Amalia, los ojos de toda la prensa se focalizaron en la pequeña y no dejaron de comentar el notable parecido de la niña con el príncipe holandés. La forma de su cara se ajusta a la tradicional fisonomía de los Orange y sus rasgos nórdicos son herencia del padre.
Sin embargo, una foto publicada por un diario holandés deja ver la gran similitud entre Catharina-Amalia y su madre. Si no se notase el paso del tiempo en la imagen, quien la viera podría jurar que se trata de la heredera al trono holandés. Después de todo, parece que Máxima también compartió el rostro “galleta” que le adjudican a su marido.Al parecer la impronta argentina en la corona holandesa es más fuerte de lo que se pensaba. Y aunque los rasgos de su madre se fueron modificando con el tiempo, no hay duda que la futura reina holandesa es hija de Máxima.

1 comentario:

Anónimo dijo...

cara de oreo
jajajajajajjajaja