sábado, 18 de octubre de 2008

Inventa una especie "viva" y genera más furor que el Iphone

Como dice Luis Majul, en sus iluminados lapsos de filosofía de alto vuelo: “No creas en todo lo que leés”. Esa parece ser la clave para entender los artilugios y engaños de la nueva tendencia en las manifestaciones globales, que abundan en la actualidad.

La última revolución mediática estuvo a cargo de Adam Brandejs, un artista plástico que decidió poner manos a la obra y crear una nueva especie viva comerciable. El objetivo de la propuesta era demostrar a qué punto puede llegar el cinismo social y la necesidad absoluta del comercio.

Según publica la revista Maxim, el artista realizó algunas esculturas emulando a un ser vivo, que se vendían en sus tecnológicos paquetes de juguetería. El pack también incluía un supuesto monitor cardíaco incorporado (para corroborar que el bicho no haya muerto en el proceso, claro está).

El impacto fue masivo. La red de Internet se inundó de protestas y repercusiones sobre esta nueva iniciativa que, además de mostrar las esculturas, cuenta con una página web propia en la que se termina de enmascarar la polémica falacia.

En un claro mensaje contra la manipulación genética, la sociedad demostró su hambre por el morbo y muchos hacían cola para poder incorporar a su colección de aparatos tecnológicos al pequeño “ser vivo”.

“No estoy en contra de la bioingeniería”, deslizó el artista y agregó: “Sólo me genera dudas qué uso se le dará a esa tecnología y quién la usará ”.

Vos, ¿qué pensás?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es increíble que haya gente que quiera incorporar a su batallón tecnológico un ser vivo (con el plus exclusivo de que es una nueva especie, una edición limitada).

Años atrás, los mismos que hicieron fila para comprarlo eran los que con una bata blanca hacían cola para hacer otra cosa. Se entiende, ¿no?